9.7.11

1 2 3 hay que ordenar

Que lindo es despertarme y volver a sentir que necesito prender urgente la computadora y postear todo lo que hay en mi cabeza. Lástima que los motivos no sean tan agradables.

Estoy hecha un desastre. Mi cabeza lo es.
Desde marzo que las cosas no vienen tan bien con B. Entre facultad, trabajo, responsabilidades y obligaciones no nos estamos viendo mucho. Y yo me estoy muriendo, porque lo extraño, lo necesito y me tengo que conformar con un santo buenas noches por skype.

Pero creo que la cosa va un poquito más allá.
Creo darle todo lo que necesita. Creo ser una novia atenta, cariñosa, dulce, comprensiva. No soy celosa, me encanta que salga con los amigos. Le cocino, me la banco cuando me la banco cuando me cambia los planes, me la banco cuando está muy cansado.Me la bancaba.

Pero no sé si él es tan perfecto para mi como creía en un principio, cuando estaba segurísima que era el hombre de mi vida y me iba a morir haciendo el amor con el único, el amor de mi vida.
Nunca antes había dicho esto, pero B. ya no parece tan perfecto, y solo deseo que el sea el hombre de mi vida y el padre de mis hijos, porque es un hombre excelente, pero ya no puedo afirmarlo con tanta seguridad, tan solo desearlo.

B. es muy colgado, siempre lo fue. Le cuesta arreglar planes, y tiene tanto poder de decisión como yo, es decir, nulo.
B. no suele proponer, sino aceptar. B. suele estar cansado cuando sale conmigo, suele pedirme que nos quedemos en su casa.
B. me sorprende con sus mimos, porque no suele hacerlos a menos que se lo pida o que me sienta mal.
B. solo me dice que estoy linda unas horas después, como si tardara en notarlo.
B. no me hace regalos, no valora los que yo le hago.
Una de las cosas que más me lastiman, es que el libro que le regalé hace casi ya dos meses, el libro donde le entregué mi alma, donde hablé de como me sentí en cada momento de mi relación, ese que escribí durante más de un año y del que estoy completamente orgullosa, ese libro, sigue en su mesa de luz por la página 30.

Pero recién ayer, incluso todavía con resaca, entendí mi responsabilidad en todo esto.
Yo no le doy espacio. Soy yo la que siempre lo llama, la que le manda mensajes primero, la que el lunes ya quiere saber lo que vamos a hacer el fin de semana. No es que el responda mal, ni me insinúe que soy pesada, para nada, me contesta con el mismo amor que lo hago yo.
Pero ayer hablando con Ani me di cuenta que lo estoy ahogando sin quererlo. Que quizás B. no hace todas esas cosas que yo necesito que haga, porque ya están hechas, las hice yo.

Ayer le mandé un mensaje horrible. Tenía baja la autoestima, me puse en pedo y empecé a hacer y decir boludeces. Necesitaba que él entendiera porque yo actuaba así, pero no lo hizo, y no solo eso sino que se enojó.

Hoy vamos a tener que hablar. Y creo, que lo mejor es tomarnos un tiempo para pensar. Al menos creo necesitarlo yo. Darle espacio, para poder volver y sentirme más cómoda con él, para poder tener paciencia con B., porque quizás si yo cambio mi manera de ser, si yo puedo ser un poco menos dependiente, tener un poco más de libertad, de repente B. me pueda sorprender.