14.5.09

La edad de la inocencia

Que desilusión nos produce descubrir que el Raton Perez no era quien se llevaba el diente de debajo de nuestra almohada, o que los regalos bajo el arbol no eran producto de un simpatico gordito barbudo.

Cenicienta, aquella princesa con su hada madrina, no es tan mágica como creiamos. Es una pobre huérfana de quien su madrastra se aprovecha, y termina convirtiéndola en una sirvienta.

Pero a medida que crecemos, es necesario e inevitable ir descubriendo las pequeñas mentiras que nos cuentan.

Porque después de todo, nos están preparando para la vida, porque lejos de ellos el terreno ya no sera tan llano, y el horizonte no sera tan claro, y las nubes nos impediran ver donde se encuentra el sol.Porque nada es lo que parece, y la mayoria termina decepcionandonos.

Llegara un momento que por mas que nuestros padres lo intenten y lo intenten, ya no será posible conservar nuestra inocencia.

Se siente como si la niebla se disipara, pero sin embargo, nunca nos parecio rara esa visibilidad borrosa. Ahora que vemos claro, vamos entendiendo todo.

Una vez que se disipa, desaparece, no existe. La inocencia es una de esas cosas que una vez perdidas, son imposibles de recuperar.

Cuando somos chicos rogamos ser grandes, envidiamos a esos colosos que parecen llevar sus vidas en un bolsillo, moldeándola como plastilina sin pedirle permiso a nadie.

Y somos tan inocentes, vemos tan borroso, que nos es imposible escuchar y entender lo que nos dicen. Porque claro, ¿quién nos va a contar los problemas que acontecen a los adultos, si al mismo tiempo intentan que disfrutemos de ser chicos lo mas posible que podamos?

Supongo que es comparable a cuando nuestros padres nos dicen: cuando tengas un hijo lo vas a entender. Y es imposible entender realmente lo que nos estan diciendo, porque pensamos que sabemos lo que queremos, lo que necesitamos, hasta incluso estamos convencidos de que podriamos cumplir con su trabajo mejor que ellos, que cuando tengamos un hijo no cometeremos esos grandisimos horrores que nuestros padres cometen con nosotros. Todavía no crecí ni tuve hijos, aunque, sincerandome, se que ser padre no es tan facil.

 

Pero para el caso, yo tambien creía en cuentos de hadas..,

 

 

 

 

acaso alguna vez deje de creer en ellos?

1 comentario:

Tess dijo...

Es verdad, TE ADORO.
Y también te extraño, Jane. (Son bastante cómicos nuestros apodos bloggers dont you think?